jueves, 8 de diciembre de 2011

PEDIMENTO DE NOVIA


Esa noche Ruperto y Gilberto hacían planes para el día siguiente, se verían a las seis de la tarde, en la cantina de la plaza principal, ya que a pocas cuadras se encontraba la casa de la novia de éste.
Casi fueron puntuales a la cita, Ruperto solicitaría la mano de la novia de Gilberto, pero el problema consistía en que la señora madre les negaría el ingreso a la casa, no los escucharía, por lo que para llenarse de valor se tomaron algunas copas.
Ensayaron como si se tratara de una obra de teatro, desarrollaron íntegros los parlamentos, pero siempre se presentaban diferentes opciones que complicaban la petición matrimonial, debido a ello se vieron en la necesidad de beberse otros tragos, unos compañeros de trabajo que ya estaban muy entrados en copas, fueron confidentes de la inquietud que aquella noche aquejaba a los dos amigos.
A medida que transcurrió el tiempo, las discusiones se enriquecieron y las voluntades se unieron, ya que a esas horas gran parte de los parroquianos participaban y más de uno se propuso para iniciar las negociaciones con la presunta suegra, otro dijo conocer muy bien a la familia y saber como resolver el problema planteado.
El cantinero, viejo habitante del vecindario, conocía muy bien a la dama, sabía que era de una voluntad férrea y que no iba ser fácil dar en matrimonio a su única hija, por lo tanto recomendaba prudencia y que dejaran todo para el día siguiente, si acaso lo deseaban, para suavizar los trámites podría ser aconsejable llevarle una serenata. Diciendo y haciendo a los pocos minutos se presentó un trío de cancioneros y con la parroquia de la cantina en pleno caminaron la cuadra y media que los separaba.

Algo sucedió, pudo haber sido la hora o que la selección de canciones no eran la apropiada, el caso es que en lugar de que apareciera en el bacón la virginal novia, hizo su presencia la doña, quien sin guardar la compostura que la prudencia exige, insultó al novio, a los músicos y a los acompañantes amenazándolos con llamar a la policía si en cosa de segundos no tomaban las de villadiego.
Lo que la señora pensaba que iba ser tarea fácil resultó no ser de su agrado, ya que por el calor de las copas más de uno de los ofendidos amenazó a la señora con cumplir con los deberes conyugales, que seguramente el esposo no ejercía. Hubo ofensas maternas y recuerdos insultantes para el resto de las familias.
Un coche de la policía se hizo presente y en pocos minutos fue disuelta la serenata y en pocos regresaron a la cantina para formular un nuevo plan de ataque, el novio se había quedado rezagado debido a que una imperiosa necesidad fisiológica lo había obligado a retirarse por unos momentos del teatro de acción y muy triste caminaba tras sus compañeros de gestiones.
Al día siguiente en varios centros de trabajo se comentaba sobre la necesidad de unir esfuerzos para apoyar al compañero Gilberto, la noticia llegó pronto al Secretario General de la sección 147 del sindicato de mineros, quien era amigo personal de Ruperto; consultó al departamento de aceración sobre el turno en que éste último estaba laborando, la respuesta fue: ayer le tocó descanso, por lo que hoy vendrá de segunda, o sea en el turno vespertino, lo llamó a su casa y el Secretario General acordó buscarlo en el departamento de Hornos de Aceración.
No habían pasado de las siete de la tarde cuando la comitiva de los dirigentes sindicales arribó al departamento, en donde prácticamente se suspendieron las labores, no pocos deseaban presentar alguna petición a su máximo líder y representante, otros querían tener el honor de estrechar su mano.
Por fin Ruperto ante un grupo importante de compañeros, expuso con detalle el problema del colega Gilberto y acordaron que el Sindicato solicitaría a la empresa un permiso de hasta por tres días para que se integrara a una comisión, responsable de alcanzar el éxito sobre la petición del compañero Gilberto.
El lunes temprano fueron recibidos en la reunión semanal, de los dirigentes, en donde se aprobó que aquella misma tarde tres representantes de la sección sindical de mineros mas grande del país, acompañarían a Gilberto y a Ruperto en el pedimento de mano.
La cita fue en el restaurante “El Charro” a media cuadra de la casa de la novia, hasta la plaza principal llegaron dos automóviles, en uno de ellos con los representantes sindicales encabezados por el líder máximo, en el otro el novio y su amigo que a pesar del sofocante calor habían acordado vestir riguroso traje y corbata.
Después de tomar café que algunos acompañaron con “conchas” y los más con “campechanas”, se aprobó por unanimidad que fuera Ruperto el primer orador y que solo interviniera la dirigencia sindical en caso que fuera estrictamente necesario.
Cinco personas apostados a la puerta en la casa ubicada en la Morelos, tocaron con insistencia hasta que la señora de la morada, se dignó a entreabrir la puerta, al reconocer a Ruperto, cerró de inmediato con unfuerte portazo.
Llaman a la puerta nuevamente; pero ahora con demasiada autoridad y obligan a la señora nuevamente a quitar la cerradura y con voz muy firme les dice:
─ ¡Qué poca vergüenza tienen ustedes! después del escándalo que hicieron la semana pasada, háganme el favor de largarse o me obligan a llamar a la policía.
Sólo eso esperaba el señor Secretario General, para intervenir con voz de político mexicano, en un mitin de proselitismo en una zona rural mexicana.
─Mire señora más le vale abrir la puerta y atender la petición del compañero Gilberto, ya que diez mil trabajadores de la Sección 147 estamos codo con codo apoyándolo en su petición, y no cejaremos en nuestro intento, hasta que nuestro compañero vea reivindicado sus derechos.
Al escuchar semejantes palabras la señora abrió la puerta y los atendió en el zaguán, en donde oficialmente el compañero Ruperto hizo la petición matrimonial a nombre del novio.
─A sabiendas de que es usted una señora viuda insistí en que lo mejor sería que una mujer hiciera este oficio; pero la verdad es que su hija nos disuadió tomando en consideración el recio carácter que siempre la ha caracterizado, por lo que aquí estamos para presentar al camarada Gilberto, quien es un trabajador responsable, sin vicios y muy cumplidor, no debe dinero en ninguna tienda ni en las cantinas, cuenta con una casa de su propiedad y las manos para mantener a su hija, ellos, que ya están de acuerdo desean casarse pronto por todas las leyes y además como usted diga y mande. ¿Qué contesta usted?
─Muy bien señores ya los escuché, les pido un plazo prudente para dar mi respuesta, me han sorprendido con ésta petición de mano, la verdad, mi hija es muy joven no sabe de las cosas de la vida y ella jamás me ha comentado nada respecto a que tenga novio. Por lo que les pido que regresen en un mes, para que nos den tiempo de platicarlo y resolver lo conveniente.
El señor Secretario General en esos momentos le hervía la sangre y levantando la voz, para ser claramente escuchado por sus acompañantes:
─Señora el Sindicato Minero no está acostumbrado a permitir plazos, no estamos recurriendo a la Junta de Conciliación, demandamos una respuesta inmediata, ya que consideramos justa y razonable la solicitud de nuestro agremiado, no pretendemos llegar a usar la fuerza de nuestra Sección Sindical, pero si fuera necesario estamos dispuestos a recurrir a una movilización masiva en apoyo de nuestra justa solicitud.
Lo anterior proporcionó tiempo a la señora, quien de inmediato dijo en forma por demás razonable.
─Señores parece que ya nos estamos entendiendo, los espero mañana martes a la misma hora, buenas noches.
El líder sindical todo perplejo se retiro con toda su comitiva, habrían caminado unos cien metros cuando interrumpiendo la marcha, dijo:
─La conclusión que se me ocurre a éste episodio que acabamos de vivir, es que solo cuando se tiene la razón y se habla con autoridad, es fácil encontrar la respuesta que se busca. Todos se quedaron a cenar en “El Charro” a invitación expresa del líder del gremio.
Al siguiente día, acudió la comitiva con la misma membrecía, después de estar insistiendo tocando a la puerta, una vecina abrió la suya y les comentó:
─La señora y su hija abandonaron la ciudad muy temprano el día de hoy, se fueron por “Autobuses Anahuac”; pero no sabemos adonde ni cuando regresarán.
El Secretario General montó en cólera y ordenó que se mantuviera una guardia permanente, que vigilara constantemente la casa. ─Ésta señora, a partir de hoy empezará a conocer al sindicato de mineros.
La guardia duró escasamente una semana; ya que la novia de Gilberto lo llamó por teléfono desde San Buena, dándole la noticia de que regresaban en fecha próxima.
Lo anterior lo hicieron del conocimiento del Secretario General, para su información y en espera de sus instrucciones.
Llegó la fecha soñada por Gilberto, quien tuvo una breve charla con la novia en la nevería “El Popo” en la que fue informado de la negativa que al respecto tenía su señora madre.
A los pocos días la totalidad de los miembros del Comité Ejecutivo del Sindicato, mas el Juez del Registro Civil y Gilberto, se presentaron a la puerta de la familia y se celebró la ceremonia sin el consentimiento de la madre, debido a que la novia tenía la mayoría de edad. La señora estupefacta permaneció muda, no estuvo de acuerdo en felicitar a los desposados, tampoco aceptó dar la mano al novio ni besar a la hija, que entró a su recámara y salió cargando una maleta.
Los novios seguidos por la comitiva sindical recorrieron la Plaza principal de Monclova, los transeúntes no comprendieron de que se trataba aquella pequeña caravana que entre risas festejaban un triunfo adicional de la unión de voluntades.
En las primeras horas de la tarde, se reunieron en “El Conejo” todos los funcionarios del Comité Ejecutivo del Sindicato Sección ciento cuarenta y siete y Ruperto para celebrar el triunfo sindical con una abundante barbacoa y cervezas.
El Señor Secretario autoridad máxima del obrerismo local, improvisó un largo discurso, en el que enumeró los triunfos históricos de los obreros organizados en cada acto en que la justicia y la razón, están de parte de las clases oprimidas.

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