jueves, 8 de diciembre de 2011

EN LA OQUEDAD DE LA NADA.

Tratar de entender la existencia de la nada,
sentir la soledad dentro de una alma vacía.
Comprender la tristeza de un sepulcro solitario,
entender la nostalgia de luz en mi eterna noche umbría.
Analizar la lucidez de la demencia,
meditar las palabras sin sentido.

Eso ha sido mi soporte en esta larga nada de la noche;
en esta soledad de existir sin ilusiones.
El corazón yace fuera de mi cuerpo yerto,
palpita y vive solitario, como mi pensamiento que viaja fuera del cerebro,
añorando la soledad, en el infinito vacío de la nada...

Ante la frialdad de tus miradas huecas, vacías de nostalgias muertas;
mis labios sedientos, se embriagarán de los recuerdos sin mañanas,
en la lenta agonía de horizontes sin esperanza,
en la oscuridad perpetua de la soledad que me dejaste.

Me perderé en un discurrir de tiempo inexistente,
un respirar sin aire,
caminando sin pasos ni sombras… Sin huellas;
carente de rumbos… Ni sentidos.

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